Se gastaron 31 minutos tan sólo en pérdidas de tiempo.

 

El partido que enfrentaría al Real Zaragoza contra la S.C Eibar se convirtió en una constante pérdida de tiempo. El arbitraje de Trujillo Suárez no benefició en ningún momento al ritmo de juego, sin ir más lejos asistimos por primera vez a un récord de tiempo detenido por pérdidas de tiempo, revisiones del VAR y acciones en las que el colegiado se enredaba para poner el balón en juego de nuevo. Un total de 31 minutos, de tal manera que alcanza 1/3 del encuentro, algo nunca visto, y todo ello sin contar con el tiempo parado habitual en faltas leves, saques de esquina y de banda.

Desde los primeros minutos observamos como Trujillo Suárez pitaba faltas sin sentido, principalmente cargas y contactos leves que suponían una gran demora de tiempo, llegando hasta 2 minutos completos. Sin ir más lejos, en el minuto 35 se produce una falta y posterior amarilla de Fran Gámez, en la que hubo encaramientos y se terminó perdiendo más de 6 minutos con la expulsión de Venancio, la cual se le avisó desde el VAR, ya que el colegiado no se percató de la acción.

El caos que generó Trujillo Suárez por no saber que pitaría, generó tal desconcierto e incredulidad en los 22 jugadores que se encontraban más pendientes de buscar faltas y tarjetas para los rivales, que de conseguir un buen ritmo de juego y llegar a portería. El partido parecía una batalla campal en la que el fútbol pasó a un segundo plano, algo realmente sin sentido.

Un añadido de 8 minutos en la primera parte

 

Algo raro de ver en una primera parte, un añadido de 8 minutos pero de alguna manera tuvo que compensar toda esa pérdida de tiempo de la primera parte. Realmente entre fingimientos de los jugadores y diálogos de Trujillo Suárez que parecían más largos que un largometraje, se perdió mucho más que el propio tiempo añadido. Un absoluto caos que culminaría con una segunda parte aún peor.

16 minutos de añadido en total entre las dos mitades

 

Un parche que no sirvió para nada y que intentó solapar la terrible actuación del colegiado. El partido finalizó con dos expulsados, una revisión de VAR para anular un gol y una gran número de acciones que retrasaban que el esférico rodara en La Romareda. Además tuvo que ser asistido por el VAR para delimitar jugadas que no contempló, un arbitraje que deja que desear y esperemos que sea un punto de inflexión para que no vuelva a darse.