El Sevilla se clasifica para la final de la Europa League en un encuentro en el que el VAR no quiso ver dos penaltis a favor del equipo sevillista en la primera mitad.

 

El VAR es un desastre. Se terminan los calificativos para una herramienta que, supuestamente, llegaba al fútbol internacional para reducir el margen de error a cero. Nunca fue así. Temporada tras temporada, los errores se siguen sucediendo en todas y cada una de las competiciones de las que forma parte, y así fue en la presente Europa League.

Sevilla y Juventus se jugaban el pase a la final de la Europa League en el Sánchez Pizjuán tras el empate en el partido de ida. El inicio del choque fue especialmente intenso, con un Sevilla muy ofensivo, llegando al área hasta 24 veces sólo en la primera mitad. Uno de los centros de Jesús Navas desde la derecha fue rechazado por la defensa del conjunto italiano y, cuando parecía que el balón se marchaba a córner, Fagioli controlaba el balón con los dos brazos al más puro estilo voleibol.  La acción, obviamente, es penalti. Pese a ello, el VAR decidió luz verde al juego como si la acción nunca hubiese existido.

 

 

Tras el primer error grave del VAR en el partido, cuando apenas faltaban unos minutos para el final de la primera mitad, Cuadrado se llevaba por delante a Óliver Torres en el límite del área, sin terminar de quedar claro en directo si se encontraba dentro o fuera. Tras varias repeticiones, se puede apreciar como el contacto es claramente sobre la línea, que forma parte del área. Si ya el primer penalti fue claro y manifiesto, éste es completamente escandaloso. Carece de sentido alguno que el VAR decidiese dar luz verde al juego con una infracción tan bestia.